La fabricación y adaptación de la prótesis, conlleva una serie de fases clínicas y de laboratorio, donde la combinación de ambas dará como resultado una pieza artesanal y única para alcanzar el mayor grado de naturalidad y armonía posible en la mirada.
Fabricación:
Básicamente las fases clínicas se centran en la toma de registros por:
Impresiones con alginato para la obtención, con precisión, de la forma de la cavidad interna.
Medición del diámetro del iris, diámetro de la pupila, queratometría….
Fotográfias para la valoración cromática del iris, de la esclera y de los vasos.
Prueba de las fases de laboratorio en el propio paciente.
Las fases de laboratorio.
Vaciar el molde de alginato en yeso, para la obtención del conformador inicial.
Retocar con cera el conformador, para la obtención de la forma final y color de la esclera.
Pintado del iris a mano, comprobando el color en clínicas.
Colocación de los vasos.
Pulido final con fresas.
Estas fases se repetirán las veces necesarias hasta obtener el mayor grado de parecido con el ojo activo, existen limitaciones de los mismos materiales y nunca podremos conseguir la perfección en un ojo artificial, pero sí lograremos el mayor grado de realismo posible, a través de la dedicación exclusiva que supone y que merece cada paciente.
Una vez terminada, pulida y desinfectada, la prótesis ya empieza a formar parte de la vida del paciente, lo que supone aprender a aceptarla como propia. El paciente recibirá instrucciones de colocación y remoción de la prótesis, para cumplir con las indicaciones de limpieza y mantenimiento de la misma.
Adaptación:
Si el paciente ha sido intervenido quirúrgicamente, es probable que se le haya colocado un conformador en la cavidad, como mencionamos en el otro apartado, lo que supone entre otras ventajas, la familiarización con la futura prótesis.
Durante el proceso de fabricación, en las fases clínicas de prueba, el paciente se empieza a hacer una idea a través de la sensación del tacto, de lo que supondrá portar una prótesis. Normalmente nuestra filosofía de trabajo se basa en no mostrarle (a través de un espejo) al paciente las fases intermedias de adaptación, para no crear falsas expectativas. A medida que se va finalizando el proceso, y se obtenga un resultado bueno, pero mejorable según los criterios del profesional, se procederá a invitar a los acompañantes a observar el casi terminado trabajo, para finalizar con el cambio más que satisfactorio, en la mayoría de los casos, con la mirada en el espejo del paciente.